No hay opción a nada
No hay permiso a nada
En un océano seco de respuestas a todas mis preguntas
Porque solos venimos
Y solos también partimos
Pero hay días en que nos sentimos más solos que otros días
Y en esos días la soledad pesa,
es pereza
es desgano
Desplomada entre las sábanas
me hundo, me borro al punto de desaparecer
en una nada irremediable, obsecuente
que es más que nada:
es un jardín de rosas marchito
es estupidés encarnada, avara y descomprometida
es negación del otro
es cómplice de olvidos
Ni siquiera es nada
Porque si nada fuese
habría lugar, habría vacíos