Y de regreso me doy cuenta que la esencia está ahí en el lugar que habito. Ese círculo perfecto donde se resume la vida. Un puñado de especias, mis manos y el fuego. Mis pies descalzos, el rocío y la luna. El ronroneo del gato y ese trinar nítido y más pausado del zorzal. El cielo límpido, los pimpollos del rosal y la siesta. Un universo en la palma de una sola mano abierta.